lunes, 14 de junio de 2010

¡Que vuelva el ayudante!


Últimamente me he visto obligado a tomar buses temprano en la mañana, o madrugada no sé pero es muy temprano y sé que a esa hora la gente aún tiene la cobija caliente, bueno no todos por algunos como yo nos disponemos a tomar buses para ir a la casa y otros se disponen a ir a su trabajo lagañosos y con el pelo mojado, admito que odio los buses, no me gusta el transporte público, alegar cuando el busero no para o cuando esta decidido a embutirle gente al hermoso vehículo a como de lugar, dejando imposibilitados a algunos a respirar, a moverse, a parpadear; han sido días trágicos y grises ver pasar mi vida montado en bus y me he llegado a preguntar ¿cuanto tiempo perdemos montando bus? ¿cuando harán la teletransportación que aprendió Gokú? o ¿cuando nos vamos a transportar en ascensores como en futurama? o peor aún ¡cuando me compraré un carro!.
La madrugada del sábado mi cerebro estaba dispuesto a recibir cualquier tipo de información y usarla a su favor, y no pasarse el recorrido haciéndose preguntas sobre el futuro incierto, así que el destino me preparó uno de mis mejores viajes en bus, nunca me había reído así y creo que los pasajeros de ese bus nunca habían visto a alguien con una sonrisa tan estúpida tan temprano en la madrugada. Cuando le puse la mano al bus y vi desde afuera que habían pocos pasajeros dije "¡Oh! que maravilla un bus solo para mí" así que sonreí y saque las moneditas para pagar, cuando puse el pie en los escalones del bus me dí cuenta que era especial y me empecé a reír, pagué, miré las entrañas del bus y quedé feliz viendo la iluminación a una señora gorda dormida en una de las primeras bancas, pero la luz era increíble, era toda roja roja roja y en el techo había una imagen del corazón de Jesús era un bus tan cálido y tan vacío era tan perfecto que no importaba en olor a chocolate caliente y a huevo revuelto con arepa que impregnaba el lugar. El recorrido iba avanzando y el bus se iba llenando de a poco, no había ayudante algo extraño en los buses en una de las paradas se montó un señor, que por su cara y las lagañas que tenía no había dormido muy bien y necesitaba un puesto a toda costa, vio uno al final del pasillo pero no lo alcanzó, una señora fue mucho más rápida que el, así que decidió sentarse en una banquita estrecha ocupado por un señor pasado de peso, se abrió paso desesperadamente en ese sitio y quedo aprisionado entre la ventana y el brazo del señor, su cara era increíble por que era como de placer estrecho, como un lo logré pero estoy tan estrecho, solté la carcajada y el señor solo sonreía un poco asfixiado pero se mantuvo vivo durante el recorrido.

El bus se fue llenando y ya no era ese paraíso rojo que había visto cuando me monté, ahora estaba lleno de gente con el pelo mojado que le daba un olor a pie sudado a todo el bus, y ese olorcito de huevo caliente ahora se mezclaba con el de pelo mojado y la combinación no era mi favorita, justo en ese momento me dí cuenta de la importancia del ayudante, el bus se iba llenando y señor chofer solo atinaba a decir " madrecita me colabora y se ubica en la parte de atrás, amigo en la parte de atrás, joven en la parte de atrás" yo quería gritarle ¡señor la parte de atrás esta llena, mejor dicho el bus esta lleno! pero el se empeñaba en embutirle más gente, yo me sentía atrapado como en un chorizo, aunque estaba sentado y solo me reía de la cara tallada de algunos pasajeros y ver como se dormían ahí parados, llego un momento en que el chofer se sintió tan desesperado que paro el bus y grito "se me ubican pues o se bajan de esta vaina" y el pueblo le dijo "entonces devuelvame el pasaje" y el malvado conductor de calmo y siguió su camino yo sabía que si el pueblo se revelaba el tenía que seguir su recorrido, y efectivamente lo hizo. Mi recorrido ya iba terminando y tenía que salir de alguna forma del tumulto y parece que lo hice con broche de oro, a mi 20 años no tengo control sobre mis 1,83 de estatura, me pare de mi puesto, vi la manera de salir y plop me caí sobre mi compañero de puesto que dormía placidamente con la boca abierta y babeaba su hombro, yo solo atine a decir "que pena" y el a seguir durmiendo, a medida que me alejaba me di cuenta como todos los que estaban a mi alrededor peleaban por mi silla aún caliente y yo tenía que salir sano y salvo de ese bus, ¿o que le iban a decir a mi madre si no llego salvo a casa?. Hoy me tengo que volver a montar a un bus, no sé hasta cuando aguantaré el ritmo, es más no creo que volveré a soportar un bus sin ayudante.

Señor ayudante si esta leyendo esto, por favor nunca abandone su trabajo que es indispensable, por favor regrese pronto y lo trataré mejor, no importa si me cobra de más, o me dice "eche pal fondo" no me importa, pero no nos abandone, ¡¡el pueblo lo necesita!!!

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